Debo admitir que cuando vi el trailer de Lights Out lo que me llamó más la atención no fue la historia en sí misma, fue saber que se basaba en un cortometraje (muy bueno) de su mismo director, David F. Sandberg. ¿Cómo es posible entonces ensimismarse ante la primera película de un director que se arriesga con un género, hoy en día, sobreexplotado y mal empleado? Bueno para los que pasan buen tiempo viendo vídeos en Youtube es probable que hayan visto su cortometraje en la red. La historia es muy simple: una mujer ve una extraña figura humana cuando apaga las luces; al volver a prenderla esta desaparece. Así va prendiendo y apagando hasta que el monstruo se acerca, generando, increíblemente, una sensación de susto y un impacto inmediato en el público y posteriormente en la crítica. Claro que no les contaré más, el vídeo pueden encontrarlo más abajo al final de esta reseña.

Sandberg fue muy reconocido con este cortometraje lo que lo llevó a que pudiera realizar su primera película basada en su historia original y con el mismo nombre. El encargado de escribir la historia fue Eric Heisserer, quien tiene reconocimiento como guionista de cintas de horror (Destino final 5, el remake de Pesadilla en la calle Elm, entre otros), el productor fue nada menos que James Wan (creo que ya no es necesario decir quién es James Wan). 

La historia nos muestra a una familia quebrada y destruida. Una madre, Sofía, que vive en la penumbra con su pequeño hijo Martin (Gabriel Bateman), guarda un secreto aterrador. Su hija, Rebecca (encarnada por la bella Teresa Palmer), quien abandonó su hogar por la inestabilidad mental de su madre, regresa a casa luego de enterarse que el pequeño Martin está teniendo la misma experiencia que ella: ver a un extraño ente que vive en su casa y que peor aún, su madre parecer conocerlo y conversar con él. Su hermana entonces se encargará de ayudarlo y descubrir la verdad sobre este monstruo que solamente vive en la oscuridad.

Si bien la película tiene muchos puntos débiles (falta desarrollo en los personajes, algunas conversaciones banales y forzadas, clichés en exceso) logra su propósito principal que es asustar al espectador y asustarlo no recurriendo a elementos muy presuntuosos, lo hace mas bien con recursos muy simples pero efectivos que se repiten a lo largo del film pero que no llegan a cansar. Queda muy en claro que detrás de todo esto está la apuesta de James Wan y su gran influencia para el uso del sonido, la oscuridad e incluso el silencio. 

El uso del monstruo me hace recordar a It's Alive (1974) dirigido por Larry Cohen, donde se muestra a duras penas al bebé asesino, generando así una mayor angustia al no saber bien cómo es, encaminándonos hacia el horror con la ayuda de la música, movimientos de cámara o en este caso, con el gran uso de los espacios oscuros y luces improvisadas que le dan un gran efecto a la película.

En un principio nuestros aterrados personajes se ven necesitados de luchar ante la falta de oscuridad, intentando resguardarse ante la mínima luz existente como la de una vela. Pero poco a poco ya no solo buscan huir, si no enfrentar a sus propios miedos, lo que crea una especie de juego de astucia para comprobar, como desde tiempos antiquísimos, que el más fuerte, vivo o rápido sobrevive. 

A pesar de que hay, como mencioné, algunos errores de guion (como que nunca vemos un celular en toda la película pero de pronto alguien lo usa para salvarse), David Sandberg se perfila como una gran director de este genero, donde no necesita mayores artificios para hacernos saltar de nuestros asientos. Ya se está confirmando la secuela de Lights Out y realmente esperamos oír y ver más de él.